Ghamsar (Irán), 19 may (EFE).- En Irán hay un pueblo que vive de las rosas o, al menos, de su destilado y de la elaboración tradicional de agua y esencia de esa flor y que, según sus habitantes, es de las mejores del mundo.
El mes persa de Ordibehest (entre abril y mayo) es la mejor época para visitar Ghamsar: sus madrugadas se llenan de perfume, el clima es especialmente agradable y los alambiques funcionan al cien por cien para elaborar el preciado extracto, producto estrella de esta bucólica localidad a orillas del desierto Kabir pero rodeada de montañas que la refrescan y protegen sus jardines de flores.
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